jueves, 6 de septiembre de 2012

BIENNALE VENECIA 2012 /EL TRIUNFO DEL CINISMO / OSCAR TENREIRO


EL TRIUNFO DEL CINISMO
Oscar Tenreiro / 1 septiembre 2012
Era perfectamente previsible el éxito publicitario, se hablaría del asunto, se compraría el libro, pero ¿León de Oro? Sí, en efecto recibieron un premio mayor. Que en definitiva deja muy bien probado el desenfoque unido a la superficialidad de quienes dirigen la creación de prestigios en el mundo de la arquitectura. Y también en el mundo del Arte en general, mejor no olvidarlo. Y que lo vayan comprendiendo los comentaristas que se reducen a dar noticia de cuanta cosa se lleva fuera. Con esto se sentirán confundidos y tratarán de adaptarse, de mover la silla más allá.
Un amigo cercano me comenta, al saber lo del premio, que ya no son los colonizadores los que ofrecen baratijas a los nativos, sino al revés. Son chucherías que le permiten al europeo con afanes críticos dar a entender que corre con los asuntos del mundo, que reacciona crítico ante el vendaval de arquitecturas del espectáculo, al señalar en la dirección adecuada. Se frotará las manos Mr. Wiel Arets, presidente del Jurado designado por David Chipperfield y desde hace unos días Decano del Instituto Tecnológico de Illinois, súbdito de Su Majestad holandesa, autor de múltiples edificios entre los cuales torres de oficinas que nada tienen que envidiarle a la invadida estructura caraqueña. Más aún, son de la más avanzada tecnología, como la Torre V en Eindhoven, de menos altura que Confinanzas, pero revestida con paneles esmaltados con un patrón impreso que va desde transparente a traslúcido en un ritmo aleatorio de manera que, dependiendo del ángulo, hora del día y densidad del patrón, se ve hacia el interior o se aprecia el reflejo de los alrededores. ¡Fantástico! ¡Maravilloso! eso sí, para holandeses, gentes civilizadas que no invaden edificios.
Aunque atención, la crisis de los del Sur es peligrosa ¿Qué pasaría si esa gente meridional, menesterosa, decide invadir esa torre para convertirla, como dice el veredicto del Jurado y la retórica del Think Tank, en autopromoción de los pobres? Se dispararían todas las alarmas. Por eso David Cameron, hace poco, propuso en el Reino Unido ajustar las normas para la inmigración. Tienen miedo ahora de los europeos del Sur. Pero, menos mal, en Holanda no podrían llegar a Eindhoven para formar una vibrante comunidad ¿O sí? (ver foto).
II
Pero vayamos al asunto central. La historia es la misma de siempre. Somos vistos como casos de estudio. Los europeos cultos se dan el lujo de ignorar o pasar por alto (para eso los ayudan los arribistas de aquí), que no hay posible autopromoción de los pobres que no pase por una búsqueda incesante de perfeccionamiento de la democracia. Ellos ya tienen la democracia y en realidad, tal como decía el embajador español en Venezuela de hace unos años, felizmente alejado del cargo, a nosotros nos viene bien un Jefesote. No nos merecemos la dignidad ni la transparencia. No se han dado cuenta que si hay algo que ha caracterizado a América Latina es una permanente lucha buscando la democracia. Que hemos venido haciendo nuestra la idea de que la redención de los pobres pasa por allí, no por la anarquía manipulada que hizo posible la invasión de la estructura de Confinanzas. Lucha que nos diferencia de otros lugares del mundo y que ha venido a ser parte integrante, inseparable, de nuestra identidad. ¿Cómo puede eso colocarse fuera del escenario de una Bienal de Arquitectura? Ya es, como lo decíamos la semana pasada, cinismo puro que un gobierno autoritario adorne sus arbitrariedades vistiendo de gala un programa mediocre como la Misión Vivienda, pero que los directivos de la Bienal acepten tomar una comunidad de humillados y ofendidos dirigida por asalariados de ese mismo gobierno como escenario de fondo para una venta de arepas a 8 euros con sillas de Philip Starck, salsa como música de fondo y presentarlo como alusión a los territorios comunes (common grounds) en las ciudades de hoy, es una muestra de ignorancia. Eso, por más Decano de Illinois que Wiel Arets sea. Y si además no figuran en el panorama los dramas de niños caídos al vacío, de extorsiones diarias a manos de delincuentes, de venta de espacios, de promiscuidad, de complicidad con autoridades complacientes; más que ignorancia es idiotez. Que no la puede ahogar la tertulia de cócteles en Manhattan, Londres, Venecia o Amsterdam, o las especulaciones académicas de las grandes universidades.
Con lo que se comprueba además que la crisis europea vista desde el privilegio no garantiza una mirada más aguda. Ya lo hemos visto venir en los comentarios de diarios o revistas que promueven una perspectiva diferente pero no hacen más que refugiarse en lugares comunes como más por menos, arquitectura sostenible, nuevas direcciones, etc. etc. cuando podrían señalar muy simplemente hacia la buena arquitectura. Durante los años festivos fueron incapaces de encontrarla, de jugar a favor de ella, de mostrarla, tan ocupados estaban siguiendo la corriente. Y ahora quieren corregir rumbos recurriendo a los conocedores de las reglas de Internet, quienes se disfrazan con lo de aquí pero tienen sus habilidades de escaladores allá.
Y decíamos que los comentaristas empezarían a mover la silla, pero también la moverán aquí los que no han pisado firme en nuestras realidades. Mal muy nuestro, estar ansioso por abrevar en lo de afuera. Empezarán a pensar que el camino del Think Tank es el más conveniente para un éxito rápido. Que esos jóvenes dieron en el clavo. Esa es la parte peor del asunto, el Jurado de Venecia señala en la dirección equivocada creyendo que hace lo contrario y eso, hoy, tiene inmediatas consecuencias. Del momento, es verdad, pero consecuencias al fin.
Pero no hay mucho que hacer, venderle el alma al diablo está de moda. Y funciona.
Tomado del Blog: Entre lo cierto y lo verdadero de Arquitecto Oscar Tenreiro www.oscartenreiro.com

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